lunes, 18 de agosto de 2008

zen, quietud y silencio.

La mayor psrte del enrenamiento del torero es zen.

Lo he denominado, quietud y silencio.

En este sentido, distingo dos espacios claramente definidos.

Hay algo que es cuerpo y es forma.

El cuerpo tiene un entrenamiento que le lleva a reventar de sensibilidad en cada paso y cada gesto.

Por eso, no hablo en ningun momento de preparacion fisica.

Probablemente este mas cercano a la sensacion de un rito religioso que puedes sentir en cada uno de tus musculos que es alimentado por una energia de fuerza de trascendencia, que la simple ejecucion de un entrenamiento basado en el estimulo fisico.

La razon es sencilla.

En toda preparacion fisica subyace una conciencia del yo, y lo que buscamos es el no_yo.

La segunda fase es todo aquello que te rodea y es intangible.

En zen, lo llamamos vacio.

Vacio no es vacuo, es un campo infinito de fuerzas que convergen en espacios y tendencias que se basan en el profundo respeto de los terrenos donde el torero y el toro se asientan.

Ese estado de no_yo, permite que en la ausencia de conciencia propia, el toro no advierta la pre-esencia de la esencia que se halla detrás de la tela y el oro.

Por ultimo, es importantisimo aunar un estadio casi yoguico de comunion con el espiritu de el devenir del universo para saber asumir en un instante uno de los terminos mas importantes que llevan a converger en un aquí y en un ahora, todos los factores concumitantes en una tarde en un toro y en un triunfo.

Es quizas este factor el que determina la verdadera clave de la esencia del zen dentro de ese conglomerado de circunstancias.

Mas o menos, la idea es, que en ningun momento importa lo que seas si no puedes serlo aquí y ahora.

Y en el siguiente aquí y en el siguiente ahora.

Es en ese instante cuando el torero se halla absolutamente trascendido.

Yo lo llamo los tres espacios.

Existe aquello que ves.

Y al verlo lo puedes modificar.

Existe aquellos que no ves, pero sabes que esta ahí. Es lo que llamo "las circunstancias" y mas o menos, desde una forma humana se pueden controlar.

Luego esta aquello que ignoras y es esa circunstancia la que obliga a entender en prospeccion aleatoria los factores que se determinan para que eso suceda de forma propicia.

Pero siempre entendiendo que la simple intencion humana no es suficiente y un gran deseo de triunfo es lo que mas te aleja.

Estamos hablando de un estado budico donde el torero interpreta el espiritu profundo de todas las cosas y asi mismo, un sentido superior que las coordina en pos de una linea trascendente y que se pierde en una infinita secuencia de complejos calculos de probabilidades que te llevan al principio de incertidumbre.

En ese momento el concepto de dios sucede como la figura de un torero universal y cosmico que tranforma la linea de la acometida del toro de la existencia en linea en una curva que tiene cite, dominio y diluccion en el vacio.

A partir de ahí se establece el éxito como la faena de un dios interno frente a la acometida del Tao del infinito.

...no le busques sentido, no lo tiene.

miguel mochales, maestro zen.

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